Disfrutad , leed y bailad para volver con fuerzas renovadas.
Un saludo con olor a noviembre.
Este es un fragmento extraído de las palabras pronunciadas por el Principe de Asturias durante el acto de entrega de los Premios Principe de Asturias 2010 entregados en el Teatro Campoamor de la Ciudad de Oviedo el día 21 de octubre de 2011 .Sentir es lo que hacemos, sobre todo, al leer los poemas y al escuchar la música de Leonard Cohen, que ha recibido el Premio de las Letras. Sentimos la fortaleza de una obra hecha con constancia, talento y sinceridad. Leer y escuchar a Cohen es, en efecto, sentir la fuerza de quien escribe y canta directamente para los corazones; sentir la sincera afirmación de que son poetas como Lorca o Machado los que han iluminado sus dudas y sus certezas más profundas; sentir también el compromiso de quien, sin olvidar su querida tierra canadiense, ni a sus raíces ni antepasados, se adentra en la naturaleza humana, buscando respuestas, soluciones, una reconciliación que aproxime nuestros corazones, tratando de conseguir que la poesía y la música se conviertan para siempre en un lugar de encuentro y de entendimiento fraternal.“No es por deciros nada/ sino para vivir eternamente/ por lo que escribo esto”, nos dice Cohen. Así, con irónico y agudo sentido del humor, con destellos de luz y de imaginación portentosa, sin poder remediar la abundancia y la riqueza de ideas, de palabras, de notas, de cantos, así vive Leonard Cohen. Varias generaciones leemos y escuchamos sus creaciones con admiración y respeto, tarareando sus canciones, que forman parte ya de la historia de la música y de nuestra memoria colectiva. Reconocemos su gran obra y le damos las gracias por su coherencia, por su belleza; por no haber renunciado nunca a todo aquello que lo ha convertido en un artista admirado y admirable, un amigo con el que recorrer los senderos de la vida y de la fuerza imparable del amor.
Un saludo con forma de manzana.
Stewart y su equipo sacaron varios números del The Whole Earth Catalog, y cuando llegó su momento, sacaron un último número. Fue a mediados de los 70, y yo tenía vuestra edad. En la contraportada de su último número había una fotografía de una carretera por el campo a primera hora de la mañana, la clase de carretera en la que podrías encontrarte haciendo autoestop si fueseis así de aventureros. Bajo ella estaban las palabras: “Sigue hambriento. Sigue insensato". Era su último mensaje de despedida. Sigue hambriento. Sigue insensato. Y siempre he deseado eso para mí. Y ahora, cuando os graduáis para comenzar de nuevo, os deseo eso.
Seguid hambrientos. Seguid insensatos.